miércoles, 27 de mayo de 2009

No quiero ser yo, quiero ser vos.


Quién no deseó alguna vez ser otra persona?

Ahora, me pregunto yo:

Para qué?

Se me ocurren dos cosas, pero la primera la conocen todos, así que no voy a perder tiempo con eso.

La segunda me resulta interesante. No se si será nueva.

Será a caso que queremos, a veces, ser otra persona solo para querernos desde afuera?

lunes, 25 de mayo de 2009

Todo... o nada.

Las paredes nunca separan demasiado, sólo lo suficiente.

lunes, 18 de mayo de 2009

Era amor

Cuando se besaban parecía que sus labios estaban enamorados.

jueves, 14 de mayo de 2009

Algo del taller

Sus manos delataban su edad y su oficio. Los dedos largos y nodulosos acariciaban la madera como un arco las cuerdas de un violín. Le gustaba decir que así escuchaba lo que ese trozo quería ser.
Trabajaba por las noche. El silencio le agradaba. Esperó a que el taller quede vació antes de empezar. Cuando el último empleado se marchó cerró con llave el portón y puso agua para el mate.
Colocó el bloque de madera que había elegido esa tarde en el depósito sobre el banco y lo aseguró: volvió a la cocina y cargó el termo con agua caliente.
Ya en el taller se detuvo a contemplar el bloque que tenía ante el. Con un lápiz trazó algunas lineas y cuando estuvo conforme volvió a tomar un mate.
Sentía los pies pesados. Durante los últimos años venia sintiendo en carne propia lo que los médicos y la edad le avisaban. No le importaba, siempre había hecho lo que quiso y ni los médicos ni sus 75 años le dirían que hacer. Pero esa noche sus piernas estaban especialmente pesadas, casi duras.
Hacia frió ya no sentía los dedos de los pies, les ordenaba que se mueven, pero no podía sentir si les obedecían. Le echó la culpa al frió y se olvidó del asunto.
Tomó una jubia y un mazo y se decidió a empezar. No tenia fuerzas para sostenerlos. Apenas podía sostener el mazo y golpear con el la herramienta para trabajar la madera.
No sentía dolor, tampoco era cansancio, solo no podía moverse. El mazo cayó de su mano y cuando quiso recogerla no consiguió agacharse lo suficiente para alcanzarlo.
Asustado, trató de gritar para pedir ayuda, algo estaba pasando que no podía moverse y tampoco conseguía hablar. Al enderezarse, sintiendo que caía se abrazó al bloque y fue lo último que hizo.
A la mañana siguiente, cuando un cerrajero pudo abrir el portón del taller encontraron la última escultura del viejo. Se había representado a si mismo abrazado a un bloque de madera.
Del viejo no se supo nunca mas nada.

martes, 12 de mayo de 2009

Cosas de chicos

Cuando era chico las lluvias me parecían mágicas. Hasta que fui a la escuela...

Hay cosas que no deberían enseñar la escuela.

domingo, 10 de mayo de 2009

EL cura que fue hombre

Era un cura de campo. Tenía sus 30 y largos cuando llegó y un acento curioso. Su figura larga y torcida dibujaba una sombra casi infinita durante las tardes cuando caminaba por el pueblo. Mi sra dijo una vez sin querer, con el rosto encendido de pudor, que le parecía buen mozo. Lo mismo me habían comentado varios amigos sobre sus sras. A lo mejor era verdad, no sé. Para mí los curas siempre fueron como asexuados, que se yo, por lo de la falda esa que usan. Ahora sospecho que es porque se quita más rápido que los pantalones.
En fin, el tema es que el cura terminó siendo muy amigo mío. Y yo de él, claro. Nos hicimos muy amigos desde el día en que entré a la iglesia una tarde, ya estaba obscuro afuera. Era invierno. Entré a la iglesia una tarde, sin avisar ni llamar y camine hacia el altar. Fui has hasta ahí y miré a la figura que tenía ante mí y le dije: Ahora somos vos y yo, solos. A ver, decime. Por qu... Entonces escuche un ruido que venía de la sacristía. Bueno, un grito, no un ruido. Bueno, no un grito... un gemido. Bueno, entre grito y gemido. Mejor?
Creo que fue la parte del gemido la que ahogó lo que estaba por decir. Nunca antes había escuchado uno así, y menos aun podría volver a hacerlo. Me dirigí corriendo la sacristía para descubrir a los herejes que profanaban el templo del Sr.
No tengo palabras para describir lo que vi. En mi mente, mientras corría veía escenas sacadas de películas pornográficas. Imaginaba lujuria.
Lo que vi era totalmente diferente.
Nunca me había visto mientras hacía el amor. Esa noche se lo propuse a mi sra y no le gustó mucho la idea. Luego de detener el cachetazo se descargó durante unos quince o veinte minutos acusándome de degenerado, llamándome pervertido y otras cosas que no recuerdo. Finalmente la mire a los ojos y le dije: Mira, mejor olvídate de todo y vamos a dormir. Total, no creo que yo tampoco me anime ni pueda.
Bueno, la cosa es que lo que vi no lo había visto nunca. No era como en la películas que veíamos a escondidas. Tampoco como es las revistas viejas que tenía el peluquero. No, era diferente. 
Nunca puede explicarme muy bien lo que vi y tampoco me pida que se lo explique porque no tampoco puedo. Pero me hubiera gustado tener una cámara, o uno de esos teléfonos que vienen ahora. Mi nieto tiene uno.
Vi al cura y a esa mujer amándose, si, si; amándose. Eso no era solo sexo, no era calentura, me entiende? Hacían el amor, tal como lo había hecho yo con mi esposa en nuestra primer noche de casados. Es verdad que nunca me vi haciendo el amor, pero no hace falta verse para saber cómo son esas caricias, esos besos.
Me quedé ahí parado en silencio varios segundos. Eternos. Di media vuelta y salí haciendo el mayor silencio posible.
Más tarde volví y busqué al cura, le conté que había hecho esa tarde. El estaba blanco. Lo tomé del hombro y mirándolo con comprensión le dije: No pasa nada,- entonces vi que volvía la sangre al rostro y me abrazó con fuerza, como si fuera un familiar que no veía hacia tiempo.
Charlamos hasta tarde. Hablamos de muchas cosas, me contó de sus viajes, de sus orígenes, del día en que había decido hacerse cura, y del día en que había arrepentido.
No fue por culpa de aquella mujer, había pasado hacia tiempo, antes de enamorarse. Decidió entregarse a la carne mucho antes de llegar al pueblo, unos meses después de recibir los hábitos.
A lo mejor no me creen, pero le había pasado lo mismo que a mí. Una tarde, en un ataque de crisis, se dirige al altar a rezar cuando escucha un sonido desde la sacristía, la historia no varía mucho. Nunca me contó que fue lo que hablo con el cura al que sorprendió, tampoco tuve las agallas para preguntárselo. Cosas de curas, siempre pensé.
Nuestra amistad duro unos meses, los que permaneció en el pueblo hasta que lo cambiaron de parroquia. Unos días antes una mujer embarazada dejo el pueblo.
Si, es verdad, tenía relaciones, como cualquier persona, como ud o como yo. O me va a decir que ud no tiene sexo? Pero mire, le voy a decir una sola cosa. Si, es verdad que yo lo vi, pero lo que vi no era sexo, era amor. Ellos hacían el amor. Me entiende? Y si hay algo que todas las religiones pregonan es el amor, no? Por eso nunca lo conté. Lo que vi era amor entre un hombre y una mujer. 
Y quien soy yo para andar haciendo de RRPP de la obra del sr?

jueves, 7 de mayo de 2009

A ver si se entiende

No se, estaba pensando y se me ocurrió lo siguiente:

Es fácil escribir ficción a partir de la realidad.
Podemos decir entonces que la ficción se compone tambien de realidad?
Ok, sigamos.
Entonces, la ficción sin algo de realidad no existe.
Luego, la realidad es mejor que la ficción.

Sera por eso que los mejores escritores fueron grandes observadores de la realidad y que a todos nos gusta decir con aire intelectual que la realidad supera ampliamente la ficción?

Alguien sabe?

Yo todavía lo estoy pensando.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Va la primera

Si bien es de anoche con algo tenia que empezar, no?
Bueno, va:

Por favor, no me mientas y nunca me digas toda la verdad.

La idea es ir tirando cosas que se me ocurran

Así de fácil. Nada muy pretencioso.